Horacio Casarín Garcilazo, nació el 25 de mayo de 1918, jugó con Necaxa, Atlante, España, Zacatepec, América y Monterrey; tuvo un paso efímero por el Barcelona de España, así como un gran cariño por la camiseta de la Selección Mexicana de futbol.
Apareció en Primera División a los 17 años con el Necaxa. En el campeonato 1937-1938 se convirtió en el goleador de los Electricistas y colocó a este equipo en los planos más altos del balompié mexicano al ganar el campeonato en esa temporada.
Después de proclamarse campeón en 1938, en la campaña 1938-1939 el Necaxa disputó una vez más el campeonato ante el Asturias. Esta vez Casarín contó con marca especial. Las entradas sobre el artillero necaxista eran violentas, aun así logró anotar y fue entonces que los defensores del equipo contrario pararon en seco a Horacio hasta dejarlo lesionado. El título se esfumó y la afición que se congregó en el Parque Asturias se mostró inconforme con el resultado, y el inmueble terminó incendiado. Aquel 29 de marzo de 1939 fue el fin de los estadios de madera.
La lesión apartó a Casarín del futbol debido a su lesión y fue operado de la rodilla en 1940 por el doctor Velasco Zimbrón. Para 1942 fue transferido al Atlante, equipo del General Núñez, este hecho conmocionó a sus seguidores rojiblancos.
Para 1948 colgó la camiseta del
Atlante y se enroló en el futbol ibérico con el Barcelona; sin embargo, los catalanes se negaron a pagarle lo que él esperaba, fue entonces que decidió regresar a México con el España, donde permaneció hasta 1950, año en que desapareció el equipo.
Una vez más regresó con los rojiblancos al enterarse de que el equipo que lo vio nacer retornaba a la Liga Mayor. En la temporada 1950-51 consiguió el título de goleo.
Formó parte del equipo que participaría en el Mundial de Brasil 1950, donde Horacio anotó su único gol en un mundial.
Después de su regreso con el Necaxa, el 30 de julio de 1951 debutó en el Zacatepec, recién ascendido a Primera División. Ahí jugó y dirigió, y obtuvo el subcampeonato con un equipo al que nadie le apostaba.
Casarín en una visita del Zacatepec al estadio Ciudad de los Deportes tuvo el mal tino de fallar un penalti.
Al terminar el partido, su esposa, quien según el propio Casarín era más aficionada al futbol que él, le reclamó diciéndole, ¡Hasta yo hubiera metido ese penalti!
En respuesta, el legendario futbolista la llevó a la cancha y le pidió al arquero de los Cañeros, Isidro Gil, que se pusiera en el arco y le intentara detener un disparo desde los 11 pasos.
El guardameta cumpliendo las órdenes de su compañero en la cancha y también entrenador, (Casarín fue jugador-entrenador del Zacatepec) le detuvo su disparo a la señora María Elena, quien le tuvo que pegar a un balón de cuero de unos 450 gramos, que era con los que se jugaba en aquel entonces.
En aquella ocasión el buen Casarín le ganó una discusión a su esposa.
Una de las etapas más satisfactorias que vivió fue la de dirigir al representativo nacional, que se preparaba para asistir al Campeonato Mundial de Suiza 1954. Irónicamente, el 19 de julio de 1953, en un partido amistoso ante Haití en el que se ganó 8-0, Horacio Casarín fue sustituido en el banquillo mexicano, sólo dos puntos y un promedio de efectividad de 100 por ciento aparecen en las estadísticas de la Selección Mexicana con él como técnico.
Atlante lo contrató nuevamente, pero esa etapa fue muy mala, también fungió como entrenador de los azulgranas. A la edad de 36 años se alistó con el América, donde pasó los últimos meses como futbolista con un papel destacado que le valió regresar a la Selección Nacional, aunque permaneció ahí sólo como suplente.
Monterrey fue el último equipo en el que militó y se despidió del futbol profesional el nueve de marzo de 1957, su último gol lo registró el 18 de noviembre de 1956. En su paso por Primera División realizó 174 goles.
Para el Campeonato Mundial Juvenil de 1977, celebrado en Túnez, Casarín tomó las riendas de la escuadra nacional y los llevó al subcampeonato mundial.
Fue entrenador del Tecos, y para 1980 regresó al Atlante, perdió la final 81-82 ante Tigres en definición de penales.
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