Es una espectacular caída natural de agua de más de cuarenta metros del afluente del río Apatlaco. Desde una escalinata ahí construida se puede admirar la cascada desde diversos ángulos.

En el barrio de San Antón, a la entrada del Salto, se pueden adquirir piezas de alfarería y plantas que se ofrecen en los viveros de la zona.
Los habitantes de esa zona, preocupados por la conservación del sitio, formaron la Asociación “Amigos del Salto de San Antón” para mantener limpia el agua que corre en la barranca y forma la cascada y preservar sus alrededores.
Es espectacular la vista de los prismas basálticos formados por la naturaleza que, en muy pocos lugares del mundo se encuentran.
