Dedicado a San Salvador, al visitar este bello conjunto, cuya fundación por frailes franciscanos probablemente se haya dado entre 1530 y 1540, no podemos soslayar la idea de que se trata del inicio de un convento que, por desconocidas razones, no se terminó; tan sólo el templo y un par de siglos después. Podemos apreciar el templo, que aunque no de gran tamaño sí guarda las proporciones de los templos conventuales. Es de una sola nave de cañón corrido con apoyos interiores orientada, como todas las del siglo XVI, de oriente a poniente, contrafuertes por el exterior, algunas almenas y torre al sur, probablemente de factura posterior, al igual que la fachada, bastante abarrocada.
A la derecha del templo (al sur) se puede distinguir el vestigio de lo que había sido el arranque de un claustro. Tiene un bien delimitado atrio, con su barda perimetral con almenas y una cornisa de piedra que denota su antigüedad.
Está ubicado en el norte de la Ciudad de Cuernavaca, en la carretera federal que lleva a Tepoztlán.
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