La Hacienda de Coahuixtla fue una de las más prósperas haciendas azucareras de Morelos a principios del siglo XX. Ha sido llamada por algunos historiadores como la Catedral de las Haciendas de Morelos, por su grandeza y majestuosidad. La fábrica está ubicada en la parte Sur de Cuautla, fue una de las primeras haciendas que fueron atacadas por el ejército libertador del Sur comandado por Emiliano Zapata durante la revolución mexicana.
En la época de mayor esplendor de la hacienda, había una bella muchachita que vivía cerca de la hacienda y trabajaba en ella. Su belleza atraía a los trabajadores de Coahuixtla y muchos de ellos la pretendían, sin embargo ella siempre se negaba, dedicándose únicamente a su trabajo y a su hogar.
Uno de los tantos muchachos desairados por la joven, decidió hacerla suya a cualquier costa. Una noche aprovechó que la joven estaba sola y la mancilló para luego huir en la oscuridad de la noche, ya nunca se supo nada de él.
Varios meses después la joven dio a luz a un bebé que era mucho más despierto y hábil que los bebés de su edad. Cuando el bebé cumplió seis meses, una vecina dijo a la joven que llevaría al niño a bautizar y así lo hizo, cuando iba cruzando el río, el bebé le dijo a la mujer: Madrina ya tengo dientes y puedo hablar, por eso te voy a matar. Luego de pronunciar esas palabras, el niño la atacó, matándola en el acto, luego le arrancó la cabeza y huyó con rumbo desconocido.
Se dice que el niño es el hijo del diablo y ahora, si prestan atención, se puede ver al niño entre las ruinas de la hacienda de Coahuixtla jugando con los huesos de las personas que murieron en ese lugar.