Una bella característica de la zona, es el colorido que le dan sus flores, como ejemplos podemos mencionar a la bugambilia, con sus variedades de color fuschia, blanco, rojo, morado y anaranjado. O la flor de nochebuena, originaria de la zona de El Texcal, y conocida mundialmente.
Distintas variedades de rosas, anturios, jacarandas, tabachines y primaveras, entre muchas otras variedades, complementan la diversidad de flores del lugar.
No en vano, Cuernavaca, la capital, ha sido bautizada como la Ciudad de la Eterna Primavera, y haciendo honor a su nombre que le ha dado fama mundial, se viste todo el año de colores inigualables en sus calles, sus parques públicos, y los cientos de jardines particulares que adornan las casas de los morelenses.
Hermosos tonos de morado, amarillo y rosa, desde febrero hasta abril coronan las copas de los árboles y luego cubren con alfombras de pétalos las calles de la ciudad, en un despliegue de belleza natural que ostentan las jacarandas, las orquídeas silvestres, y las primaveras.
Luego en plena primavera, se pinta el paisaje de un anaranjado intenso, con flores hermosas que penden de los orgullosos y añejos tabachines, y dan paso sutilmente a los tulipanes de la India, que siguen floreciendo hasta entradas las lluvias.
En septiembre y octubre los campos se tiñen de amarillo y púrpura, tapizados de silvestres florecillas.
Y así cada mes tiene un color y un aroma especial que le impregnan las flores de Morelos, como en constante competencia por llenar de luz este rincón de México.
En los campos brilla intensa la flor de cazahuate, en los callejones perfuma la noche algún discreto jazmín, en miles de jardineras florecen rosas, lirios, azucenas, margaritas, aves de paraíso, bugambilias y, por supuesto, nochebuenas.
Pero las flores de este lugar no sólo son para admirarse, también se comen; se mezclan con especias, se sazonan con cariño y se convierten en deliciosos platillos de la cocina mexicana, como los tzompantles, esos pequeños pitillos rojos que cuelgan en ramitos, alegran la mirada y son el principal ingrediente de unas riquísimas tortitas, o las tan solicitadas flores de calabaza que se distinguen entre los condimentos de las quesadillas.
Flores de colores, de olores y de sabores que adornan la vida, eso es lo que en Morelos hay.