A unas cuadras al Oriente del Palacio de Cortés en Cuernavaca, ubicamos al barrio de Amatitlán, la capilla original desapareció dando lugar a una más reciente de enormes proporciones, en este barrio también nos encontraremos con lo que fuera la hacienda de Santa Ana Amanalco, la tercer hacienda azucarera construida por órdenes de Hernán Cortés, con vestigios de su acueducto del cual se ven aún los arcos que cruzan las calles cercanas.
En la primera mitad del Siglo XVI el trapiche de Santa Ana Amanalco contaba con una extensión de treinta y siete hectáreas, misma que creció durante el periodo colonial y a principios del Siglo XIX –en sus tiempos de esplendor-, se dice contaba ya con una extensión de setecientas cincuenta hectáreas.
Este crecimiento, sin duda se debió a los veneros situados dentro de los linderos de la hacienda: en las tierras de Amanalco, notablemente fértiles, se cultivó no sólo caña de azúcar, sino también el jengibre, traído de las Indias Portuguesas. A fines del Siglo XVI y durante el Siglo XVII, Amanalco fue uno de los ingenios más connotados en la Nueva España.
Del esplendor y auge de Amanalco, como agente de cambio y promotor del desarrollo económico del México de su época, subsiste tan sólo un Acueducto con un muro ciego de veintinueve metros de largo y siete arcos de medio punto, con treinta y siete metros de largo por dos de ancho. La altura del acueducto en su parte más baja alcanza seis metros y el claro de los arcos es de cuatro. Dentro de los predios de la actual Hacienda existen seis arcos y el séptimo se erige sobre la vía pública, de donde la calle toma su nombre.
Hoy Amatitlán es sede de uno de los museos más espectaculares de México, el Museo Morelense de Arte Contemporáneo Juan Soriano con sus bellos jardines con esculturas monumentales del artista jalisciense, así como la nueva sede del Poder Legislativo de Morelos.
Y por las tardes abre sus puertas uno de los restaurancitos más tradicionales de Cuernavaca, El Samborcito, a una cuadra de la Iglesia de Amatitlán, le recomendamos que pase y pruebe las deliciosas tostadas, estamos seguros de que no se arrepentirá. O las deliciosas tortas de La Cubana y la taquería El Chiringuito, ambas sobre la avenida Plan de Ayala.
Amatitlán tiene dos pequeños hoteles Real del Sol y La Joyita Cuernavaca, pero lo mejor es que puede acceder al centro de Cuernavaca en pocos minutos, incluso caminado a través del jardin del Museo Juan Soriano.