Alfredo Morales Zapata, el popular “Harapos” nació el 10 de diciembre de 1952, en Gómez Palacio Durango, fue registrado en Encarnación Jalisco, pero criado en la ciudad de Tijuana, Baja California Norte. Sus padres fueron Pablo Morales Quezada y Antonia Zapata Sánchez, sus abuelos y bisabuelos son de la zona sur de Morelos. Fueron 11 hermanos, de los cuales sobreviven 9.
Alfredo “Harapos” Morales buscó de joven el “sueño americano”
Desde muy joven se pasó a Estados Unidos, de mojado, vivía en Los Angeles y jugaba en equipos amateurs, sus compañeros le decían que tenía condiciones para jugar en Primera División Mexicana, pero él no se quería ir de California, hasta que migración lo agarró y lo mandó para Tijuana.
Le dijeron que volviera Estados Unidos, pero mejor decidió irse a Guadalajara para probar suerte en el profesionalismo, ayudado por su amigo Mario Medina, en 1970 se probó en el Atlas, donde no se quedó y de ahí fue a probarse al Nacional de Jalisco donde fue contratado y estuvo ahí dos años.
¿Cómo surge el apodo del “Harapos”?
Su apodo se lo puso el entrenador del Nacional, por su parecido al cómico Mario García el “Harapos”, “Yo tenía un gorro y el entrenador que me dio la oportunidad vio cuando me quité el gorro y salió mi pelo que en aquel entonces era muy abundante y me dijo: Aaaahhh… te pareces al Harapos”.
Jugando al lado de Pelé, el rey del futbol
Después estuvo en el Jalisco, equipo en el que tuvo la oportunidad de jugar 4 partidos con Pelé.
Alfredo recuerda… “En el primer partido, pusieron las camisetas de los jugadores que serían titulares y ahí estaba la mía, el número 10, a punto estaba de tomarla, cuando se me adelanta Pelé y la toma, a lo que le digo: Qué pasó Pelé, esa es mi camisa, yo juego con el 10. El me miró y me contestó, “Harapos” todo el mundo me conoce con el número 10 , déjame usarlo y en el campo tú juegas de 10 y yo me hago a un lado”.
“Esa fue la lección más grande de humildad que recibí del mejor jugador del mundo, si él era tan humilde, imagínate uno”.
Jugó varias temporadas con el Jalisco y tras sus destacadas actuaciones, Tigres de la UNL lo contrató para la campaña 1976-77.
Alfredo “Harapos” Morales, llega en un intercambio de jugadores al Zacatepec
Tigres hizo un intercambio de jugadores con Zacatepec en el inicio de la campaña 1977-78, de esta forma llegó al cuadro cañero junto con Ricardo Castro, para jugar en Segunda División, ese mismo año fueron campeones y lograron el ascenso.
Como premio, el Zacatepec hizo una gira por la República Popular de China, en 1978.
Alfredo “Harapos”Morales se convirtió en un referente del buen juego del Zacatepec de finales de los setenta y principios de los ochenta. Dueño de una espectacular gambeta y velocidad endemoniada, el “Harapos” era capaz de mandar centros perfectos que eran casi goles.
Alfredo fue un jugador muy codiciado por varios equipos de Primera División, pero el Zacatepec ya no lo dejó ir, como cuando llegó el Coyotes Neza y puso un cheque en blanco por “El Harapos” y ni así lo soltó el cuadro cañero.
Campeón en dos ocasiones con el Zacatepec
Recuerda con cariño el día que ganaron el ascenso y fueron campeones en 1978, la gente invadió la cancha y le arrancaron la ropa, dejándolo solo en calzoncillos.
El Segundo campeonato lo obtuvo en la temporada 1983-1984. El conjunto cañero contaba con figuras como Pablo Larios, llamado a la selección nacional siendo jugador de segunda división. Gracias a los goles y las asistencias del Harapos, Zacatepec se llevó fácilmente con el campeonato.
En una ocasión, les estaba pitando el árbitro Domingo de la Mora y le hacen un foul al “Harapos” que cae, pero no se marca la falta, por lo que se levanta muy enojado y se la “recuerda” al árbitro, éste lo llama y le dice: Qué pasó “Harapos” Yo recomendándote para que vayas a la selección y tú me la mientas… perdóneme, perdóneme, ya no sabía yo qué decirle”.
Y efectivamente, Alfredo “Harapos” Morales, estuvo convocado a la selección, con quien se concentraba en la ciudad de México durante largos periodos.
Alfredo “Harapos” Morales es uno de los exjugadores más queridos por la afición cañera, aunque algunos no le perdonan aún el haber fallado un penal en la final por el descenso ante el Necaxa en 1985, achacándole injustamente la derrota. “Eso que pasó (fallar un penal) es parte del futbol, muchas otras veces anoté y no pasó nada, me sentí confiado y pensé que lo anotaría y que nos salvaríamos, desafortunadamente no fue así. De cualquier forma, si a alguien he ofendido, le pido perdón”. Fueron las palabras del Harapos en este tema.
Alfredo está casado con María Esther Moreno, con quien tiene 3 hijos Ivana Estefanía, Paola y Alfredo Jr.
“Después de cerrar un ciclo muy largo en Zacatepec, volví a Tijuana para estar con mi familia, mi vida ha sido de altibajos, pero siempre he sido feliz”.
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