Caminando por las calles de Cuernavaca con Alberto Miranda y Juan José Landa, nos encontramos una bella estructura de ladrillo rojo destaca de entre los edificios y anuncios del Centro Histórico, inmediatamente cruzamos la calle y nos introducimos al edificio.
Al entrar, sillas y mesas de un restaurante invitan al paseante a hacer una pausa y disfrutar de un café, un jugo o una empanada, mientras se aprecian litografías de fotos antiguas colocadas en los muros del negocio.
Es el edificio Moctezuma, ubicado en la esquina de Mariano Matamoros y Santos Degollado, construido en 1903 y que funcionara originalmente como hotel y durante la Revolución Mexicana fuera cuartel del general Emiliano Zapata.
“Originalmente, se construyó para que fuera el primer hotel de lujo de Cuernavaca, ya que en ese entonces sólo existía uno más llamado Hotel Morelos, ubicado donde está ahora el Palacio de Gobierno. Lo que sí abundaban eran los mesones, para los viajeros y arrieros”, nos explica Landa.
El Hotel Moctezuma fue construido por los socios Harry S. Hampson y Ramón Oliveros, en vista de que seis años antes había llegado el ferrocarril a Cuernavaca y con él, un gran auge turístico para la ciudad.
El Moctezuma funcionó como hotel de forma normal durante ocho años, de 1903 a 1911; después estalló la Revolución en Morelos y se detuvieron sus actividades.
“Durante la primera parte de la Revolución, este inmueble fue elegido por Emiliano Zapata como su cuartel general; entonces se convirtió en el cuartel del Ejército Libertador del Sur. Algunas de las fotografías de Zapata más conocidas en todo el mundo fueron tomadas aquí”, asegura Juan José.
El Caudillo del Sur recibió a numerosas personalidades en este inmueble, como el ideólogo del carrancismo, Luis Cabrera, cuando vino a Cuernavaca a hacer un pacto de paz con el líder agrarista; también al general Felipe Ángeles, enviado por Pancho Villa para pedirle a Zapata que fuera a la convención de Aguascalientes; además del presidente de la República de ese entonces, Roque González Garza.
Cuando terminó el movimiento revolucionario, en la década de los 20, la ciudad quedó muy dañada y prácticamente abandonada. Pero incluso en estas condiciones, el hotel volvió a operar bajo la administración del señor Carlos Lavín.
Ya en la década de los 30, cuando la paz a Morelos llegó y se restableció el orden constitucional, el auge turístico de la ciudad cobró nuevos bríos y el hotel en cuestión cambió de nombre: de Moctezuma, a Asturias.
De los 70 a los 90, de Asturias se transformó en el Hotel Peñalba y en plena década de los 90, el inmueble dejó de funcionar en definitiva como hotel y se convirtió en una plaza comercial.
Mientras esta charla transcurre, recorremos los pasillos del edificio, admirando cada uno de los detalles arquitectónicos e imaginándonos las noches en que los zapatistas lo habitaron…