Fernando “Pibe” Dávila es hijo de “La Cira” Dávila, un histórico de Zacatepec. Fernando nació en Zacatepec, en 1962.
Desde muy joven “El Pibe” destacó en la práctica del futbol… “mi papá hizo las infantiles y jugábamos en el intermedio en el “Coruco” y yo me acuerdo que sentía mis zapatos de fútbol con mucho lodo pero era porque el pasto estaba muy pesado”. Tiempo después estuvo en el Zacamel con el “Piteco Sánchez.
A los 15 años mi papá me pidió que me fuera al Toluca con el “Bigotón” Vela; y en esa época fue seleccionado nacional para representar a México en el Torneo Esperanzas de Toulon, en Francia en 1977.
“Yo recuerdo que iba con un tirón, un desgarre que cuando le pegaba al balón sentía un piquete, por esa razón no fui titular, así es que cuando salieron a formarse y tocaron el himno nacional y yo en la banca sentía esa sensación de querer estar enfrente y participar como titular. Al medio tiempo se dio la oportunidad, a Manolo Rodríguez “La brujita” no se qué le pasó y ya en el segundo tiempo entré por él, al siguiente juego ya fui de inicio, y lo vi incluso llorando en el vestidor, por haberse lesionado”, dijo.
“Estaba muy contento, ya que había hecho una meta de estar allí, me acordaba mucho de mi familia, de la escuela cuando entonaban el himno y yo saludando y viendo la bandera ante mis ojos y me decía, “que lejos estoy de México”.
“Pibe” Dávila debutó como profesional en Toluca, bajo las órdenes de José “Bigotón” Vela Palos, también extraido de Zacatepec. “En Toluca tuve un proceso muy bueno, tenía buenos compañeros y había buenos entrenamientos, me tocó estar con Roberto Matosas y otros excelentes entrenadores.
“Yo salí del Toluca por problemas y siempre salían con que me daban la carta, que ya no entraba en sus planes y entonces me vine para acá”.
Con el Zacatepec debutó en el “Coruco” Díaz, contra la U. de G., partido donde Mario Hernández salió desgarrado. “Recuerdo que esa vez ganamos 1-0, eso fue en la temporada 1980-81”.
“Cuando llegué estaba Gustavo Cabañas como entrenador e incluso él nos iba a debutar a Pablo Larios, a Carlos Cisneros, Enrique Stringlo y a mí; y nos tenían allí; pero bueno Cabañas, que en paz descanse, optó por la gente de experiencia de aquí, y quien vino a darnos la oportunidad fue Carlos Turcato, por ejemplo, Nacho Rodríguez se fue a la selección nacional y “Güito” Pablo Larios se quedó en el puesto, Mario Hernández se lesionó y entré yo; en otro partido yo salí de portero porque Nacho no estaba, Larios no me acuerdo que le pasó, Romero creo estaba mal de la columna y yo me iba a entrenar allí con los porteros, e incluso nos fuimos a jugar al CU en donde Larios dio un buen partido parando un penal al Tuca Ferreti, jugamos con León y ganamos 4-0, hasta le dije a Larios, “oye lastímate para que yo entre”, ya después vino otro portero, y ya; pero el que nos exprimió muy bien fue Carlos Turcato, o sea a Larios, a mí y a Carlos”…
En Zacatepec, Fernando jugó de lateral, a veces jugaba con Marlon, a veces con Blanco, con Francisco Larios, con Toño, jugó en todas las posiciones en la media, de contención, de segundo; “en una ocasión un periodista me preguntó, que porque yo tenía esa cualidad de jugar en varios puestos, yo le dije, pues yo me quitó el chip de la cabeza y eres medio va, eres central, me vuelvo a quitar el chip y así; era una cualidad y sabía que yo me adaptaba, ya sabía las reglas, ya sabía qué hacer y se me facilitaba y hasta la fecha eh”, nos comenta.
Uno de los mejores partidos que dio fue frente a sus antiguos compañeros del Toluca, al inicio del encuentro le dijo al “Chato” Ferrerira portero de los diablos: “Te voy a meter un gol”. Y dio dos pases de gol y casi al terminar el partido, le anota el gol prometido, causando el enojo de Ferreira.
Un excelente ser humano es como se puede describir a Fernando Dávila, mejor conocido como el “Pibe”; tranquilo, reservado y un padre muy amoroso con sus hijos; que viene de una familia de notables futbolistas.
El apodo de “Pibe” sale de un jugador amigo de mi papá, el argentino Genaro Tedesco, (en Argentina se les dice pibes a los niños) cuando iba a la casa y que era yo estaba en brazos aún, siempre decía el “Pibe” para acá y el “Pibe” para allá, el Pibe hasta la señora que me cuidaba me empezó a decir y hasta la fecha me llaman don “Pibe”.
Fernando tiene tres hijos Marla, Fernando y la más pequeña María Fernanda.
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