El miércoles 25 de noviembre de 2020, se dio a conocer la noticia que dio la vuelta al mundo inmediatamente. Diego Armando Maradona ha muerto a causa de un paro cardio respiratorio, mientras llevaba su convalecencia de una operación en el cerebro que le liberó un coágulo de sangre que amenazaba con su vida. Diego, quien hace unos días cumplió los sesenta años de edad, deja un legado impresionante en el mundo del futbol, que siempre estuvo rodeado de polémica, pero como él mismo lo dijo, “El balón no se mancha“.
Como un recuerdo de su visita al Estado de Morelos, dejamos esta crónica del día en que visitó el Estadio Agustín Coruco Díaz como entrenador del CLub Dorados de Sinaloa.
Diego Maradona, el más esperado en Zacatepec
Desde el momento en se anunció la llegada de Diego Armando Maradona a la dirección técnica de Dorados, hace unas semanas, la afición cañera se frotó la manos esperando ansiosa el sábado 6 de octubre de 2018. Fecha en la cual el equipo sinaloense visitaría al Club Atlético Zacatepec.
Y llegó el ansiado día, desde temprano me llegaron varios mensajes preguntando si tenía boletos para el encuentro. Desafortunadamente no, tuve que decirles a mis amigos. Previo al encuentro, visité la cancha de Chiconcuac, donde se celebró un encuentro en memoria de “Filos” Monrreal, histórico del Zacatepec, el cual ganaron los cañeros 5 a cero.
Saludé a varios cañeros como Don Raúl “Piteco” Sánchez, Felipe Ocampo, Nacho Rodríguez, Triquis Sotelo, Arturo Santana, Jaime Cisneros, Ernesto Díaz, entre otros. Poco después de las tres de la tarde llegué a Zacatepec y estacioné el auto en una calle cercana al Coruco Díaz, esperaba más gente, tal vez era demasiado temprano.
Junto con mi hijo Arturo, nos encaminamos a las taquillas, él para registrarse como fotógrafo y yo para comprar mi boleto de 80 pesos. Me hizo el día el dueño de un puesto a las afueras del estadio, al cual compré una gorra con el escudo del Zacatepec bordado, por cien pesos. Me preguntó: ¿usted escribió el libro del Zacatepec? Respondo afirmativamente y nos ponemos a platicar como diez minutos.
Saludé a mi amigo Tony Rivera, uno de los mejores fotógrafos de Morelos, intercambiamos anécdotas del último partido del “Coruco Viejo”. Cerca de las cuatro de la tarde abrieron las puertas del Estadio y la gente que hacía fila para entrar poco a poco ingresó al inmueble.
Aguantando en sol como en los viejos tiempos
El sol caía a plomo, y si querías estar cerca de Maradona tenías que aguantarlo. Ocupé mi lugar con los Panza Brava a unos siete metros de la banca de Dorados, el lugar de costumbre, esta vez junto a Carlos Ríos, cañero de a deveras. A las cuatro con treinta y siete minutos salió del túnel Diego Armando Maradona, con un andar muy pausado, como si le doliera dar cada paso, caminó solo casi al medio campo y desde ahí volteó a la tribuna y saludó con la mano izquierda. Conversó un poco con los jugadores y cuerpo técnico que en esos momentos hacían el calentamiento previo al juego.
Después de tres minutos regresó al túnel en medio de aplausos, rechiflas y cientos de aficionados que querían un autógrafo. Minutos después se oyó el himno de la liga en las bocinas del estadio y salieron a la cancha los equipos y el cuerpo arbitral, tras el protocolo de la liga, vimos nuevamente salir a Maradona, esta vez rumbo a la banca, hasta donde llegó Ricardo Valiño, nuevo técnico del Club Atlético Zacatepec, el cual lo abrazó varias veces.
Mientras tanto en la tribuna algunos aplausos, muchos gritos y una que otra mentada de madre para Maradona. Llegan a saludarlo a la banca hasta los árbitros.
Inicia el partido
Entre las gradas inusualmente vemos algunos elementos de seguridad personales de Diego, están siempre vigilándonos. Al partido ni lo pelan. Diego se mete a la banca y no lo volvemos a ver hasta el minuto 30 en que se detiene el partido para refrescar a los jugadores, el calor sigue tremendo.
Diego sale, da algunas indicaciones y regresa a la banca; la mayor parte del tiempo es Islas (ex portero de la selección argentina y excampeón mundial en México 86, igual que Diego) quien da las órdenes, grita, exige, se desespera y aguanta a la tribuna.
Termina el primer tiempo cero a cero y Diego Maradona sale trabajosamente de la banca para dirigirse al vestidor, intercambia algunas palabras con el cuarto árbitro y penosamente camina los cien metros que lo separan de los vestidores, saluda a los aficionados a su paso.
El segundo tiempo
De regreso al segundo tiempo, Diego llega nuevamente a la banca, un niño se acerca desde la tribuna para pedirle que le firme su playera, Diego le hace señas de que no tiene con qué firmar y se mete nuevamente a la banca, su refugio, ahí vive su partido, manotea, grita, reza, intercambia palabras con sus auxiliares, pero se asoma poco, hasta que en el minuto 70 cae el gol de los visitantes.
Entonces Diego salta fuera de la banca, se olvida de ese penoso andar y abraza a los jugadores que vienen a festejar con él el gol, choca las manos con Islas, se abrazan, están felices, mientras la tribuna encabronada por el gol, no acierta a decirle nada. Inician los cambios de los Dorados y cada jugador que sale de la cancha, Diego Maradona lo recibe con un abrazo y un beso, los apapacha, les agradece el esfuerzo, un gran gesto del argentino.
Diego se queda un rato fuera de la banca, es cuando la porra Panza Brava hace lo que mejor hace, mentarle la madre, intentar sacarlo de sus casillas, hasta que los Panza Brava se anotan un punto, pues Diego se voltea hacia ellos, y les muestra la playera amarilla de Dorados estirándola para que la vean bien, dos veces. Le cantan un estribillo “Marranona, marranona, saca la coca, no seas cabrona” al ritmo de “Naranja dulce, limón partido, dame una brazo que yo te pido”.
El diez solo sonríe… faltando unos minutos para finalizar el partido, Maradona hace señas de que ya se acabó, está eufórico pegadito a la cancha, finalmente el árbitro pita y Maradona festeja su primer triunfo como visitante brincando a los brazos de Islas, quien lo carga unos instantes, en un brazo triunfal.
Diego Maradona de regreso a los vestidores
Diego inicia el camino de regreso a los vestidores, mientras Valiño reclama al cuerpo arbitral. Ahí lo espera la conferencia de prensa y algunos con varo, que pagaron 5 mil quinientos pesos para que Diego les firme y se fotografíe con ellos.
Todo lo recaudado va para los damnificados de Sinaloa, otro buen gesto de Maradona. Mientras tanto los cañeros salen aguitados, pero ilusionados, pues por primera vez en todo el torneo, se vio un Zacatepec propositivo, con llegadas a gol que no se pudieron concretar, como dijo Ranndo “Es el partido que más tiros a gol han hecho, lástima que ninguno fuera a la portería”.
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